Domenikos Theotokopoulos, conocido como “el Greco” (“el griego”), fue uno de los más grandes pintores del Renacimiento español. Este año se conmemora el cuarto centenario de su muerte con la exposición más relevante e importante que ha habido nunca sobre su obra.
Desde el 14 de marzo al 14 de junio de 2014 se pueden contemplar, en varios edificios de la ciudad de Toledo, más de 100 piezas del artista, la mayoría provenientes de colecciones de diferentes partes del mundo.
El Greco desarrolló un estilo muy particular. En muchas de sus pinturas es muy característico que los personajes aparecen con formas muy alargadas como si los hubiesen estirado.
Para explicar esta distintiva manera de plasmar las figuras, varios autores – como el historiador Carl Justi (1882) y el doctor Germán Beritens (1914) – defendieron que el pintor sufrió de un tipo de astigmatismo severo que hacía “estirar verticalmente” la visión del mundo. Esta teoría se creyó válida hasta casi un siglo después, cuando Gregorio Marañón la descartó definitivamente en 1956.
- Teoría del Dr. Beritens, año 1914
El supuesto “astigmatismo” revelaba un problema: si el Greco realmente tenía una visión “estirada” del mundo, también debería ver “estirados” los lienzos. Por tanto, la distorsión no debería trasladarse a las imágenes representadas en el lienzo.
Así, la creencia intuitiva – pero ilógica – de que un problema visual era la causa de la deformación de las figuras, es lo que se ha denominado como “la falacia del Greco”.
“La falacia del Greco” se está utilizando también en el campo actual de la investigación en la percepción humana. Científicos de la Universidad de Yale han demostrado recientemente que los criterios o prejuicios no tienen un efecto real sobre una percepción errónea.
¿Cómo lo hicieron? Los autores examinaron dos diferentes patrones:
- El efecto de las posibilidades de una acción en la percepción espacial: mientras se sostiene una barra horizontalmente, ¿cuánto mide una puerta al frente?
- El efecto de la moralidad en la percepción de la claridad: mientras se recuerdan pensamientos amorales ¿cuán clara es una habitación?
Este tipo de experimentos ya se había realizado anteriormente, pero los autores introducen un cambio muy sutil, aunque importante: la manera de medir el efecto (medida de la puerta o claridad de la habitación) está sujeta a la misma distorsión.
Es decir, la medida de la puerta se hace sobre otra puerta ajustable y la medida de la claridad se hace con una escala de grises. De esta manera, si se cumple “la falacia del Greco”, la percepción quedaría afectada también en la escala de medida y el resultado correspondería a una anulación del efecto (sería igual que sin distorsión).
Los resultados indican que no se anulan los efectos, concluyendo que los pensamientos, emociones y habilidades no modifican la percepción.
¿Qué es lo que ocasiona las distorsiones? Por ahora sigue siendo un misterio como el origen de la visión distorsionada del Greco.
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Referencias:
Firestone, C., & Scholl, B. J. (2014). «Top-down» effects where none should be found: The El Greco fallacy in perception research. Psychological Science, 25, 38-46. [PDF, de la web del autor]
Firestone, C. (2013). On the origin and status of the «El Greco fallacy» Perception, 42, 672-674.
Yale’s Perception & Cognition Lab
Exposición “El griego de Toledo” (2014)
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Notas:
Este post participa en la X Edición del Carnaval de Humanidades cuyo blog anfitrión es El mundo de las Ideas
En mi opinión El Greco no tenía distorsión visual sino libertad artística, tal como el artista colombiano Botero que presenta a sus personajes Gordos, esto los hace diferentes y memorables….