Si ves a alguien bostezar, ¿te entran unas enormes ganas de hacerlo?
El hecho de bostezar es, por sí mismo, curioso. ¿Por qué lo hacemos? ¿Sirve para algo? Aún más, si pensamos lo irremediable de repetirlo si vemos a alguien que lo hace ante nosotros. Basta con que abra mucho la boca y repetiremos el gesto en un segundo. Ya en julio del 2104, escribimos sobre los bostezos, tras la publicación de un estudio en una revista especializada de sus posibles causas.
Ahora, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Nottingham , en Reino Unido, y publicado el pasado mes de agosto en Current Biology, concluye que nuestra irresistible necesidad de bostezar cuando vemos a alguien hacerlo es debida a una activación automática de reflejos primitivos en la corteza motora primaria, el área del cerebro que es responsable de los movimientos de nuestro cuerpo.
Ya estaba demostrado que, a los humanos, gorilas, chimpancés y perros, se nos contagian las ganas de bostezar con sólo oír o ver a alguien que lo haga. Pero, hasta ahora, se achacaba al funcionamiento de nuestras neuronas-espejo, que están ligadas a la comprensión, la empatía y el comportamiento social.
Los investigadores, con este estudio, han puesto de manifiesto que el contagio de los bostezos se desencadena involuntariamente. Eso sucede con otros ecofenómenos, (la imitación automática de las palabras, ecolalia, y de las acciones, ecopraxia, de otro individuo). Los ecofenómenos tienen lugar también en otros cuadros clínicos, como la epilepsia, la demencia, el autismo y el Síndrome de Tourette, por lo que los investigadores creen que, si estudian los bostezos a fondo, podrían también aprender ciertos detalles relacionados con estas patologías.
Fuentes: http://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(17)30966-1
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