El Alzheimer es una enfermedad neuro-degenerativa que afecta, principalmente, a personas mayores y que se caracteriza – en los primeros estadios – por una pérdida de memoria y trastornos conductuales. A medida que la enfermedad avanza, se ven afectadas otras capacidades hasta que se produce la muerte del individuo. Se calcula que unos 35,6 millones de personas en el mundo sufren esta enfermedad de la que, a pesar de haber sido descubierta hace más de cien años, aún no se sabe cómo ni por qué se produce.
Una investigación liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha constatado que las áreas del cerebro afectadas por la enfermedad poseen menos conexiones sinápticas (los contactos entre las neuronas), lo que podría explicar el deterioro cognitivo. Esta disminución de las conexiones se produce por la existencia de unas estructuras que los expertos han denominado “placas amiloides”.
Uno de los grandes retos frente a este trastorno es poder diagnosticarlo precozmente, ya que los síntomas aparecen cuando ya están afectadas grandes áreas cerebrales y los pacientes sufren importantes deterioros. En este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Saarland, en Alemania, han publicado un trabajo en la revista Genome Biology en el que muestran la presencia de diferentes biomarcadores en la sangre de las personas afectadas por alzheimer que podría ayudar a su diagnóstico en una fase más precoz. Los investigadores identificaron hasta doce marcadores, entre ellos proteínas como la Amiloide y la Apolipoproteína (APOE).
Los expertos consideran que es un gran avance, si bien en este momento no es un método de diagnóstico definitivo, podría utilizarse combinándolo con los que ahora se llevan a cabo. En cualquier caso, supone un acicate para continuar las investigaciones en este sentido y facilitar el acceso a tratamientos más tempranos.
Referencias:
http://www.bbc.co.uk/news/health-23465965
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