Una muestra de arena obtenida en las letrinas de un castillo medieval del S. XII, pone en evidencia la forma de vida y las causas más comunes de muerte de los caballeros de las cruzadas.
Evilena Anastosiou, estudiante de la Universidad de Cambridge, tomó una muestra de tierra de las letrinas en las ruinas del castillo de Saranda Kolones, durante sus vacaciones en la isla de Chipre. Al volver a la universidad, el estudiante trabajó con el Dr. Piers Mitchell, paleoparasitólogo, con quién observó la muestra obtenida en el castillo.
La mayor dificultad para estudiar los parásitos de ruinas arqueológicas es la imposibilidad – la mayoría de las veces – de datar con seguridad las muestras obtenidas. Sin embargo, en esta ocasión, ha sido posible, ya que el Castillo de Saranda Kolones fue construido en el S. XII sobre unos restos bizantinos que databan del S. VII AC, y un terremoto lo destruyó en 1222, lo que provocó su total abandono.
“Lo interesante de las Cruzadas es que un gran número de personas migraban de una región a otra. Evidentemente, esto debió tener implicaciones en la salud”, expresa el Dr. Mitchell. El largo tiempo empleado en sus expediciones acarrearía, sin duda, malnutriciones, enfermedades y la permanencia durante bastante tiempo en condiciones de vida poco salubres. Los estudios realizados en estos grupos hacen estimar que entre un 15% y un 20 % de los caballeros perecían por malnutrición o enfermedades infecciosas. Una cantidad similar a la que lo hacía en el campo de batalla.
Se ha comprobado en las muestras obtenidas la presencia de más de 1.200 huevos de parásitos, concretamente de lombrices intestinales (Ascaris Lumbricoides) y de tricocéfalos (Trichuris trichiura).
Estos parásitos llegan al cuerpo humano cuando se cocina en condiciones poco saludables o se abonan los alimentos con heces humanas de personas infectadas. Esto muestra que las condiciones de vida en la época no eran muy salubres. Por otro lado, también muestra la forma de vida viajera de estos caballeros, ya que éstos parásitos no eran comunes en la zona, por lo que debían provenir de Italia o el sur de Francia.
El estudio genético de los huevos de estos parásitos permitirá realizar comparaciones con los que habitan actualmente en los intestinos de los humanos, lo que nos indicará los posibles cambios en la patología y/o la virulencia.
Fuentes:
http://www.the-scientist.com/?articles.view/articleNo/38015/title/Ye-Old-Parasites/
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