¡Estrenamos sección!
Acabamos el año estrenando una sección en nuestro blog que, esperamos, pronto se llene de frescas y nuevas aportaciones que nos ayuden a comprender un poco más la ciencia que nos rodea, esa que está presente en todo lo que hacemos, oímos, comemos, sufrimos y vivimos.
El primer valiente es un Juan Francisco Vázquez Aparicio, licenciado en Biología y alumno del Máster Oficial de Biomedicina de la UCA. Además, trabaja como escritor, por lo que la divulgación la tiene bien arraigada ¡y por partida doble: literaria y científica!
Muchas gracias, Juan Francisco, estamos encantados de que empieces a formar parte de nuestra familia. Esta es su primera aportación: «Carnes rojas y Navidad: ¿podré comer jamón estas fiestas?»
El jamón etiquetado en la misma categoría que la carne roja
A finales del pasado mes de octubre, la Organización Mundial de la Salud ponía patas arriba las redes y medios de comunicación con una nueva noticia: la carne roja y procesada era calificada como cancerígena.
Desde entonces, la alarma social se ha ido apagando paulatinamente, pero con las tradicionales comidas familiares a la vuelta de la esquina, la duda vuelve a surgir:
¿Deberíamos evitar el jamón, tan típico de las cenas navideñas?
Primero, debemos tener en cuenta que esta relación no era nueva para los que investigaban el cáncer de colon. De hecho, la evidencia era tan abundante hace años que, en 2011, ya se había publicado un trabajo que vinculaba el consumo de carne roja y procesada con el origen de este cáncer.
Sin embargo, esta relación no es tan grave como la prensa nos ha hecho entender. La alarma mayor se produjo con la carne procesada, que fue incluida en el grupo 1 de la OMS de sustancias cancerígenas. En este grupo, se incluyen productos como el tabaco.
Carne roja
En algunos artículos que aparecieron por ese tiempo, se llegó a declarar que comer carne procesada es tan peligroso como fumar. El problema principal es que no se supieron interpretar las declaraciones de la OMS, porque los grupos en los que esta organización recoge las diferentes sustancias cancerígenas no expresan la posibilidad de contraer cáncer, sino la cantidad de evidencia científica que existe al respecto. Es decir, existe tanta evidencia que apoya la relación entre cáncer de colon y la carne procesada como entre cáncer de pulmón y el tabaco, pero eso no quiere decir necesariamente que ambas sustancias provoquen cáncer con la misma incidencia.
La carne roja, por su parte, fue incluida en el grupo 2A, catalogada como “probablemente carcinógena para humanos”.
Si analizamos el riesgo real de padecer cáncer consumiendo carne procesada, veremos que es aproximadamente de un 18%. Este porcentaje, sin embargo, se refiere al riesgo relativo, que no equivale al riesgo absoluto de padecer cáncer. Es decir, este 18% es lo que aumenta el riesgo que ya de por sí existe de padecer cáncer colorectal en situaciones normales. En otras palabras, eliminando totalmente el consumo de carne procesada, se reduciría el riesgo absoluto del 7% al 6%: ¡sólo un 1%!
Como casi siempre en estos casos, lo recomendable es un consumo moderado de carne roja y procesada. Pero con las fiestas ya encima, y conociendo ahora el riesgo real, ¡no dudes en darte un buen atracón de jamón! Total, una vez al año… no hace daño.
Juan Francisco Vázquez
Fuentes:
– http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0020456
– http://www.gominolasdepetroleo.com/2015/11/todo-lo-que-necesitas-saber-acerca-del.html
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