Desde que Bill Hartmann formulara en los años 70 su Teoría del Gran Impacto para la formación de la Luna, ésta ha sido la hipótesis más aceptada entre los geólogos planetarios.
Según esta teoría, la luna se formó a causa de un gigantesco impacto entre la Tierra y otro planeta de gran tamaño, llamado Tea. Parte de la masa de este planeta se fundió con la de la Tierra, provocando un aumento de su tamaño y de la gravedad. El resto salió despedido en fragmentos que formaron un anillo de asteroides que quedaron orbitando alrededor de nuestro planeta.
Con el paso del tiempo, estos asteroides se unieron y dieron lugar a la Luna. Los últimos estudios hacen pensar que la solidificación tuvo lugar entre 50 y 150 millones de años después de la formación del sistema solar, estando más cerca de la Tierra que en la actualidad. De hecho, la Luna sigue alejándose de nosotros, a razón de unos 3 cm por año.
Gracias a la formación de la Luna, el eje de rotación de la Tierra se estabilizó, regulando nuestro clima, y se desaceleró la velocidad de rotación, lo que provocó un alargamiento de los días. ¿Imaginas qué distinto habría sido sin ella?
A pesar de que la Teoría del Gran Impacto fuera la más aceptada, hasta ahora, no había pruebas concluyentes. Esta semana, la revista Science publica un trabajo de un grupo de investigadores alemanes que ha medido isótopos de oxígeno en muestras lunares evidenciando que el satélite se formó por un impacto entre la Tierra y Tea. Para llevar a cabo el estudio, los científicos han utilizado muestras de rocas lunares que la NASA les ha proporcionado y que fueron recogidas en diferentes misiones de Apolo.
El próximo reto es averiguar cuánto de Tea permanece en la Luna, aunque los resultados de este estudio sugieren que podría ser una mezcla del 50% aproximadamente.
Fuentes:
http://www.sciencedaily.com/releases/2014/06/140605141503.htm
http://www.eurekalert.org/pub_releases/2014-06/eaog-nie053114.php
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