Afortunadamente, hoy en día casi todos entendemos que el exceso de exposición al sol puede dañar gravemente a nuestra piel.
Ademas de la luz visible, una parte de la radiación del sol corresponde a los rayos «ultravioleta» (UV). Estos pueden ser muy perjudiciales al causar quemaduras, envejecimiento de la piel y riesgo de cáncer. Por eso, debemos protegernos de los rayos UV cubriendo las áreas sensibles, limitando el tiempo de exposición al sol y utilizando protectores solares.
Los protectores solares son cremas y lociones que tienen partículas especiales que absorben la radiación UV. Esto evita que los rayos UV alcancen la piel. Se consideran la protección más efectiva contra los rayos UV.
Uno de los compuestos más utilizados en los protectores solares es el «dióxido de titanio«, que absorbe muy bien los rayos UV. Este compuesto es de color blanco, resultando éste el color del protector. El dióxido de titanio es muy abundante en la naturaleza y muy resistente a los factores ambientales. Por todo eso, es uno de los colorantes más comunes de la industria y se utiliza para proporcionar blancura y opacidad en cosméticos, plásticos, pinturas, papeles, tintas y alimentos.
Aunque los protectores solares son eficientes para protegernos de los rayos UV, parte de estos cosméticos son liberados al mar durante el baño. Un trabajo reciente de investigadores del CSIC ha estimado el posible daño que podrían estar causando estos compuestos al habitad marino.
Un trabajo publicado hace dos semanas en la revista «Environmental Science and Technology» demuestra que las partículas de dióxido de titanio pueden reaccionar con la rayos UV. Esta reacción genera «peróxido de hidrógeno», un fuerte agente oxidante que produce estrés en el plancton marino. El descubrimiento se ha realizado gracias a una colaboración entre el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (Cádiz) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Islas Baleres).
En estudio se han realizado experimentos en laboratorio así como medidas en las aguas de una playa mediterránea. En base a los datos, los autores estiman que durante un día de verano, en una sola playa, se pueden verter al mar unos 4 kg de partículas de dióxido de titanio procedentes de los protectores solares.
Los autores plantean la necesidad de buscar nuevas alternativas, acordes salud de las personas y el equilibrio ambiental, a través de esfuerzos coordinados entre la industria cosmética y los científicos.
Mientras tanto, debemos seguir utilizando los protectores solares y proteger la piel, recordando que es el mayor órgano que tiene nuestro cuerpo.
Noticia y nota de prensa del CSIC : Los protectores solares generan compuestos potencialmente tóxicos para la vida marina.
Notas:
– Esta entrada participa en la XXXVIII Edición del Carnaval de la Química alojado en el blog: Pero esa es otra historia…
– Esta entrada participa en la XXXII Edición del Carnaval de Biología cuyo blog anfitrión es ScyKness.
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